Compuse “A second of…” el 4 de julio del 2003, durante un trayecto realizado a pie, monte a través, a lo largo de los siete kilómetros y medio que separan Gernika y Mendata. Lo recuerdo nítidamente pues fue uno de los días más difíciles de mi vida.

Esa canción fue incluida en el disco “Each day a lie” (2005), en una versión junto a un montón de amigos: Carlos Torero a la batería, David Jiménez al bajo, Ager Insunza al lap steel, Iosu López a la viola, Al DeLoner a la guitarra y Chris Eckman al piano. Dejé de tocarla en directo poco después, en parte por la gran implicación emocional y el dolor que suponía enfrentarme a ella, y en parte porque acercarme a esa canción en solitario, dejando a un lado la instrumentación con la que está vestida en el álbum, requería un cambio radical de perspectiva.

En febrero del 2012 me puse a mí misma en una situación incómoda: a través de una red social, pedí que el público elaborara el repertorio de un concierto en solitario en la Sala Costello de Madrid, y me comprometí a respetar sus elecciones. Esto supuso todo un reto para mí, ya que entre los títulos sugeridos se encontraban temas que hacía 7 u 8 años que había dejado de interpretar en directo. Una de esas canciones olvidadas era “A second of…”, que retomé entonces en una versión desnuda y nueva, desde un punto de vista más sobrio pero también más intenso.

En este año y medio en el que ha cobrado una segunda vida, se ha desarrollado como el ente orgánico que es, creciendo en cada interpretación y tomando forma con cada improvisación, cada acople imprevisto, cada golpe no premeditado.

Quizás una de las versiones más emocionantes que viví fue la del 1 de noviembre del 2013 en A Casa Tomada (A Coruña). La lluvia caía con tanta fuerza sobre el tejado de la antigua nave de Renfe, que su sonido se tornó protagonista mientras me alejaba del micro para cantar a pelo. Sentí que el agua y las demás sonoridades que me envolvían ya lo expresaban todo. Me quedé casi sin palabras ni notas que tocar. Como escribí en mi diario de viaje: “Llueve tanto sobre el tejado de Uralita que he de sonreír para que el silencio se oiga. El glissando de un tren tras el portón por donde entra el viento me ahoga en magia. Hoy no tengo más que decir”.

Esta versión que compartimos hoy está realizada el 18 de octubre del 2013 en CC Lugaritz Kultur Etxea (Donosti). En el escenario me acompañó Dani Arrizabalaga a la batería. Como responsable del sonido directo, grabación, mezcla y máster, Ander Barriuso (Elektrika Grabaketak), asistido por Xabi Azkune y el equipo de Lugaritz. Eneko de Arza esperó paciente a mi derecha, tras el telón, por si algo fallaba, y todos me arroparon en uno de esos días en los que la migraña se empeña en hacerme la vida imposible.

Gracias a todos ellos por su talento y generosidad, y a Aloud Music, que hoy pone a vuestra disposición este tema.

Gracias también a vosotros por estar ahí y por vuestro apoyo a lo largo de tanto tiempo.

Subid el volumen y dejaos llevar por esa senda en la que mis pies aún siguen sangrando con cada reinterpretación del recorrido.